‘La gente no quiere retroceder’: a un año de la muerte de Mahsa Amini

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RFI conversó con hombres y mujeres iraníes sobre el impacto que tuvo el desafío al régimen un año después de que una joven muriera tras ser detenida por ir “mal velada” en público. El gobierno quiere volver a imponer la prenda, pero la resistencia al mandato religioso sigue firme. Junto a uno de los tantos puestos ambulantes que compiten con los negocios tradicionales, una mujer y su hija debaten por el color de la camisa que quieren comprar. La más joven va con la cabellera al aire, rizada, sin importarle que este sector del sur de la ciudad haya sido considerado históricamente como uno de los lugares más tradicionales y religiosos. Ella no es la única, decenas de mujeres se abren paso sin el velo en una escena que ha dejado de ser novedosa en el último año, como explica Hussein, de 57 años, que desde hace 20 años recoge clientes en el bazar en su taxi.“Desafortunadamente, el hiyab es impuesto a la fuerza y esto no es efectivo. Hay muchas mujeres que no tienen miedo de perder sus trabajos o de ir a la cárcel y no lo usan. La gente tiene pensamientos y actitudes diversas”, comenta Hussein.Dentro de uno de los tantos cafés que se han abierto en Teherán, Dima, como quiere que la llamemos, cuenta sobre el debate que ha surgido en estos días de cómo continuar la lucha en este momento que se conmemora el primer aniversario de la muerte de Mahsa Amini y cientos de personas más que alzaron su voz para defender, entre otros, los derechos de las mujeres a elegir. Dima, que se quitó el velo desde comienzo de las protestas, viene de una familia extremadamente religiosa.“Esto ya no es acerca de lo que le pedimos al régimen, porque ha pasado un año desde que gritamos lo que queremos y hemos conseguido este modo de vida en todas partes. Y se los mostramos, incluso en nuestras familias. Este año es acerca de acompañar a quienes perdieron a alguien en las protestas”, explica a RFI.La represión de las autoridades dejó más de 500 personas fallecidas según organizaciones de derechos humanos. Se suman miles de heridos y más de 2.000 prisioneros, entre ellos esta mujer de 40 años que se identifica como Leila, en prisión por más de dos meses, y que asegura que seguirá luchando.En prisión por más de 40 días “Lo que vimos hace un año en las calles fue más allá de los géneros, las generaciones o las diferentes opiniones. Lo que mostraron estas movilizaciones es que es un movimiento nacional y la gente no quiere retroceder”, enfatiza la mujer, que lleva detenida por más de 40 días.En un parque de Teherán, se escucha un concierto callejero. Entre el público, hay varias mujeres sin velo, a pesar de que hay una estación de policía cerca. Muchos iraníes piensan que la batalla por reimponer el velo está perdida, pero en el Parlamento hay una propuesta de ley para promover la “castidad y el hiyab”, que busca poner en marcha castigos extremos a quienes rompan la ley, como explica Shima Ghooshe, abogada.“Esta ley no logrará alcanzar los objetivos de los legisladores. Cuando una ley se impone en la sociedad crea disturbios. Ahora, la manera voluntaria de vestir de las mujeres no ha dañado el orden ni ha creado caos de la sociedad. Puede haber creado cierto malestar en un sector de la República Islámica, pero la sociedad es más grande”, asegura a RFI.

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