Radar Empresarial: los aranceles sacuden a las pequeñas jugueteras de Estados Unidos
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Desde la llegada de Donald Trump al poder, los aranceles impuestos por su administración han generado un profundo impacto en la economía global, afectando tanto a gobiernos como a empresas de distintos tamaños. Para muchas corporaciones, adaptarse a las nuevas tarifas comerciales ha representado uno de los mayores desafíos del año 2025. En un inicio, la incertidumbre giraba en torno a cómo reaccionarían las grandes compañías estadounidenses ante estas medidas. Sin embargo, gigantes tecnológicos como Nvidia, Google o Meta optaron por incrementar sus inversiones dentro del país, trasladando parte de su producción desde el extranjero hacia territorio norteamericano para esquivar los costos adicionales derivados de los aranceles. A pesar de que la atención mediática se ha centrado en las estrategias de las grandes corporaciones, el impacto real se ha sentido con mayor crudeza en las pequeñas y medianas empresas. Estas compañías carecen de los recursos financieros necesarios para adaptarse con rapidez a los cambios impuestos por la política comercial de Trump. Un ejemplo claro es el de Learning Resources, una empresa familiar dedicada a la fabricación de juguetes educativos. Su director ejecutivo, Rick Woldenberg, ha llevado su caso ante la justicia, denunciando los perjuicios económicos que los aranceles han provocado en su negocio. Junto con el bufete Akin Gump, Woldenberg asistió a las audiencias del Tribunal Supremo, donde los jueces comenzaron a cuestionar la legitimidad del uso de la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional para justificar estas medidas. El reclamo principal de Woldenberg es sencillo: exige que el gobierno le devuelva el dinero perdido a causa de los gravámenes. Aunque algunos magistrados mostraron una postura crítica hacia el alcance de la autoridad presidencial en materia comercial, cualquier cambio legal tomará tiempo en concretarse. Mientras tanto, cientos de empresas pequeñas continúan luchando por sobrevivir ante la presión económica. A diferencia de las grandes multinacionales, carecen de la liquidez necesaria para trasladar su producción o absorber los costos adicionales. Otro caso emblemático es el de Micro Kits, una empresa que fabrica juguetes y sintetizadores educativos. Su fundador, David Levi, también presentó una demanda, argumentando que su compañía depende de los chips importados desde China. Cuando en primavera los aranceles sobre estos componentes superaron el 100%, se vio obligado a suspender las importaciones, afectando gravemente su producción. Historias como la suya reflejan la incertidumbre que enfrentan miles de pequeñas empresas familiares, que ahora temen que las políticas arancelarias de Trump puedan marcar el comienzo de su fin.
