Putin 'le duele' a Alemania
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Hay síntomas de que la dirigencia alemana haya recibido de mala manera la victoria aplastante del presidente, Vladímir Putin, en los recientes comicios, al afirmar que fue "una elección sin elección", y negándose a sí mismo enviar el usual mensaje de felicitación del presidente, Frank-Walter Steinmeier. Alemania desquiciada La frustración de Alemania es tal, que su Ministerio de Asuntos Exteriores no mencionará el cargo de Putin en sus documentos oficiales, y solo figurará su apellido, según el portavoz del ente, Sebastian Fischer. Actualmente, en el sitio web del organismo, figura que Putin, presidente y jefe de Estado de Rusia, entró en el cargo en mayo del 2012 y que fue reelegido en marzo del 2018 para un nuevo mandato de 6 años. Anteriormente, Putin calificó de "esperable" la reacción de algunos países de Occidente ante la celebración de los comicios en Rusia, "¿Querían que aplaudieran o algo así?", ironizó el mandatario. Mientras, Rusia exigió a Alemania que reconozca oficialmente como actos de genocidio tanto el sitio de Leningrado como otros crímenes cometidos por el Tercer Reich durante la Segunda Guerra Mundial. "El tema de Alemania es bastante particular", advierte al respecto Christian Lamesa, analista internacional y autor del libro 'La paternidad del mal'. Esto se debe, según Lamesa, a que Alemania "es un país que no termina de entender que, pese a ser la locomotora de Europa –algo que ya es pasado–, todo ese barniz que se le dio, incluso de respetabilidad en la época de la Guerra Fría a la Alemania Federal, el famoso 'milagro alemán', incluso en algún punto de abanderado de los derechos humanos y demás cuestiones, que era, ni más, ni menos, que un intento de Occidente de utilizarlo en la Guerra Fría a su favor". En este sentido, el experto incide en que entonces, "hacía falta 'lavarle la cara' [a Alemania] y se le dio todo ese barniz para tratar de ocultar todas las barbaridades, las atrocidades inenarrables que hizo, especialmente en la Segunda Guerra Mundial". "Lastimosamente, este papel, y lo peor es que, en la peor época de Alemania que es la actual, cuando ya la locomotora ha chocado fuertemente contra la realidad y cuyo deterioro es cada vez mayor, esta Alemania se cree su papel, y este caso de Putin es realmente muy particular: intentar desconocer unas elecciones que son históricas en toda regla", concluye Lamesa.