🔴¿Por qué subestimamos nuestros talentos?
Ricardo Miranda - Podcast kĂ©szĂtĹ‘ Ricardo Miranda

Kategóriák:
🚨SuscrĂbete a mi Podcast Alert: https://ricardomiranda.es/podcast-alert ➡️ArtĂculo completo en: https://ricardomiranda.es/podcast23-por-que-subestimamos-nuestros-talentos Si pararas a alguien en la calle al azar y le preguntaras algo puntual sobre tu profesiĂłn, algo muy sencillo para ti, eso que resulta pan comido: es muy probable que esa persona no tenga idea y no sepa quĂ© responder. Hasta hace nada regalaba mis asesorĂas a cualquier persona. No las valoraba porque pensaba que eran informaciĂłn vulgar que cualquiera debĂa o podrĂa saber. Cuando comprendĂ que lo que era comĂşn para mĂ, resultaba extraordinario para la mayorĂa de las personas, hubo un cambio exponencial en la manera de compartir mis talentos. Tendemos a subestimar lo que sabemos. Nos auto-exigimos más de la cuenta. A veces hasta nos escrutamos cruelmente. Cuando nos detenemos por un momento y decidimos hacernos un cariño, es cuando comprendemos todo nuestro verdadero potencial. Desde hacĂa tiempo que me apasionaba aupar a mis amigos. PodĂa pasar horas tratando de motivarles, de enseñarles lo que habĂa aprendido en el área de la comunicaciĂłn, el marketing y la innovaciĂłn. Sin darme cuenta, me encontraba ayudándoles a trazar una estrategia. Valor la belleza de lo extraordinario Con lo que me costĂł aceptar que me pagaran por asesorar. Primero porque se despertaba el impostor que habita en mĂ para intoxicarme con su "no seas irrespetuoso con los demás, tĂş no tienes derecho a cobrar por eso, tĂş no eres un experto del tema, tĂş no... tĂş no... tĂş no". Por fortuna aprendĂ a reconocer hasta el tono de voz de mi impostor. Se parece mucho a mi propia voz, pero no soy yo. Es un impostor que se hace pasar por mĂ, en mi cabeza, para querer hacerme creer que "yo no puedo". Y aunque este artĂculo no se trate del sĂndrome del impostor, es este fenĂłmeno el que primero suele aparecer para querer transformar injustamente lo extraordinario en comĂşn. Curioso resulta que minutos antes de escribir este artĂculo, me contactara una amiga vĂa mensaje para decirme lo siguiente: "Hay una cosa que no te he dicho. Tiene que ver con la percepciĂłn del periodismo.. la licencia para comunicar. Y es que que todo este tiempo no he estado valorando nuestra la profesiĂłn. Hiciste que me diera cuenta de eso, y, de alguna manera, creo que estoy reconectando y respetándola más". Licencia extraordinaria Mi amiga se referĂa a un comentario suelto que le habĂa hecho el dĂa anterior cuando me expresĂł que ella, siendo periodista, tendĂa a escribir sus publicaciones de Instagram con ese "tono periodĂstico" que no le agradaba. A lo que le apuntĂ© que ella, a diferencia de muchĂsima gente, tenĂa licencia para hacerlo, para escribir asĂ, para entrevistar y acceder profesionalmente a fuentes de gran valor, porque para eso habĂa hecho cinco años de carrera universitaria. Que era un valor más que un peso. Y que el "tono periodĂstico" es algo muy subjetivo. Ella no se habĂa percatado que, sin saberlo, habĂa convertido un extraordinario talento, cultivado en el tiempo como mucho esfuerzo, en algo "comĂşn". Es verdad que lo comĂşn tiene su encanto. La sencillez, las coincidencias entre quienes habitamos en Ă©l. No en vano, por ejemplo, vivimos en “comunidad”. Sin embargo, marchitar lo extraordinario que tanto nos ha costado o disfrutado aprender, con argumentos impostores, no le hace justicia a nuestra propia vida. Por eso y por siempre, que lo comĂşn siempre resuene como extraordinario.