444 - La Piel Suave - François Truffaut - La gran evasión.
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Truffaut y Jean-Louis Richard se inspiraron en algunos crímenes pasionales de aquel verano, que poblaba las paginas de sucesos, para redactar el guion. La palabra “Adulterio” proviene del latín “adulterare”, falsificar o alterar el orden de algo establecido, en este caso el matrimonio. La belleza emboba al hombre maduro, el intelectual experto en Balzac se embelesa con una azafata, la pasión de un amor clandestino, su prestigio y cierta fama engatusan a la mujer joven, independiente, con otro estatus profesional al del intelectual, sabe bailar sola, la zozobra está en el otro lado. Esa zozobra la trasmite con brillantez el actor Jean Desailly, otorga al escritor una languidez y una inquietud incómoda, es un niño con zapatos nuevos que no sabe atarse los cordones. Con su rictus de cordero degollado, sale de la gasolinera, la chica ha desaparecido, ha ido a cambiarse esos vaqueros que al niño grande no le convencen, y él mira a un lado y a otro, desconcertado, hasta que el mundo vuelve a girar cuando ella aparece con la falda y se le cambia el semblante. No hubo buena sintonía entre Truffaut y el actor, a Truffaut no le gustaba el estilo de Desailly, prefería a Françoise Dorleac, con ella tuvo un romance los días siguientes al rodaje, una seductora estrella, modelo de la mujer moderna de los años sesenta. Estrella demasiado fugaz, moriría en un accidente de coche tres años después de esta película. La audacia del tímido telefonea en la penumbra de la habitación del hotel, quiere conocer a esa mujer con la que apenas ha habido un cruce de miradas en ascensor, y una foto al salir del avión para la prensa. Truffaut y su operador Raul Coutard despliegan numerosos recursos para que el film fluya sin respiro, en un plano detalle la mano masculina enciende el interruptor, la femenina lo apagará. En la secuencia del ascensor el tiempo cinematográfico se dilata, con el toque Hitchcock,plano y contraplano, el manejo del tiempo, un ritmo apresurado y montaje frenético como los latidos del corazón de un hombre que no sabe manejar su fiebre. Y nos impresiona el desenlace de este film trágico, tan oscuro que será incomprendido en Cannes. Es muy pesimista lo que se cuenta, el cabeza de familia no es un aventurero, es un hombre aburrido que apaga la luz e intenta cumplir en la cama con su mujer, esa intimidad expuesta incomoda al espectador que ya conoce el percal. Esta noche retiramos lentamente las ligas que envuelven la piel más suave… Raúl Gallego, Zacarías Cotán, David Velázquez y José Miguel Moreno