SI TÚ QUIERES SEÑOR, NO SI YO QUIERO

Constantemente tengo que estarme revisando en mis peticiones a Dios. Porque yo sé que él me escucha si le pido algo, sé que él quiere ayudarme y bendecirme; sé que es un padre amoroso que está al pendiente de mis necesidades y de mis peticiones. Pero se me olvida que quien sabe verdaderamente qué es lo mejor para mi, para mi vida y para mis seres queridos no soy yo, sino es él. Es por eso que muchas veces me corrijo en mi oración y la termino diciendo: “bueno, si tú quieres Señor, no si yo quiero”; o también uso las palabras de Jesús: “Que no se haga mi voluntad sino la tuya Señor”. A nadie amaba más el Padre que a Jesús su hijo santo. Le escuchaba en su oración constante y le concedía sus deseos cuando le pedía permiso para hacer un milagro en favor de nosotros. Cuando estaba junto a la tumba de Lázaro y quería resucitarlo, él no sabía si el Padre le permitiría resucitarlo, por eso lloró, por eso estaba tan triste Jesús. Si hubiera sabido siempre que lo iba a resucitar, no había razón para estar triste mucho menos para llorar. Entonces primero le pidió permiso a su Padre para resucitarlo; por eso le expresó su agradecimiento por el permiso dado después de su oración interior y antes de resucitar a su amigo Lázaro: Juan 11:41 Quitaron la piedra, y Jesús, mirando al cielo, dijo: –Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Luego sabemos lo que le pasó en el huerto de los olivos. Cómo le pidió al Padre algo y esta vez no se lo concedió. Fue la petición más dolorosa y conmovedora que le había salido de su corazón: “Padre, si es posible haz que no tenga que ir a la cruz…” No debemos olvidar que el Padre está en control de las vidas de sus hijos. Y les recuerdo que todos somos sus criaturas pero solo son hijos de Dios los que lo han aceptado como Padre y no se han ido de su casa como el hijo pródigo. O sea, los que se mantienen fieles en el crecimiento y seguimiento con él unidos a su cuerpo, en su iglesia. Jesús nos enseñó en el Padre Nuestro que una de las cosas más importantes al orar es decirle a Dios: Hágase tú voluntad… 1 Juan 2,17 El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. 1 Juan 5,14 Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que, si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y recuerda: Si todos hiciéramos la voluntad de Dios viviríamos en el paraíso. Adán y Eva y todos nosotros perdemos la amistad con Dios y todos sus beneficios cuando queremos hacer nuestra voluntad y no la de él. NOS ALEGRAMOS CON NUESTROS MIEMBROS COMPROMETIDOS PORQUE ESTÁN OFRENDANDO SU DIEZMO ASÍ COMO CON LOS QUE HACEN DONACIONES A DIOS PARA SOSTENER SU MISIÓN DE MidaD. Si usted no lo ha hecho considere ser parte de la Misión de MidaD 1.- PAYPAL: Con tarjeta de débito o crédito o paypal, presionando el siguiente enlace: https://www.paypal.com/cgi-bin/webscr?cmd=_s-xclick&hosted_button_id=KNMVR8EQ37N9W&source=url 2.- ZELLE aplicación en el teléfono o a través de su banco a Nombre de : Familias Unidas, email: [email protected] 3. Donaciones vía VENMO a @midad 4. Vía Spotify con pequeña donación mensual: https://podcasters.spotify.com/pod/show/misioneros/subscribe Los que prefieren mandar cheque o money order por correo pueden hacerlo a: Misioneros Del Amor de Dios 655 S. B St. Tustin, Ca 92780 www.misionerosdelmordedios.org