SI NO ES PARA AYUDAR NO DEBEMOS METERNOS EN LAS VIDAS DE LOS DEMÁS. MidaD Escuela de Vida Espiritual

Misioneros Del Amor de Dios - Missionaries Of God's Love - Podcast készítő MGL Misioneros Del Amor de Dios

Al que está caminando con Dios no le molesta el trabajo, ni los quehaceres diarios; sino que así como suceden y se necesitan las cosas, se acomoda a ellas. O sea, uno con amor a Dios y al prójimo debe hacer lo que es nuestro trabajo y responsabilidades, y de esa manera la vida se hace mucho más llevadera y pacífica. Los que andan renegando de sus quehaceres se hacen solos la vida más pesada. El que está interiormente bien dispuesto y ordenado, no anda ocupado de los hechos o personas famosos o perversos de los hombres. En lenguaje moderno: La persona equilibrada y sana no se anda preocupando por enterarse de las vidas de los artistas o personas famosas, mucho menos de las de sus vecinos, familiares o amigos a no ser que para ayudarlos cuando puede hacerlo. El andarnos metiendo en las vidas ajenas así sean lo que la sociedad perversamente llama “vidas públicas” no es de personas espiritualmente y muchas veces mentalmente sanas. Si te pones a ver, hay revistas o lugares en internet y redes sociales donde solo se habla de las vidas de otras personas, y muchas veces se mencionan lo que se considera como sus defectos o sus problemas personales para criticarlos o curiosearlos o crear los llamados “escándalos”. Si algo de verdad te escandaliza, ¿por qué lo estás viendo u oyendo? Tanto los que escriben estas cosas como los que están ávidos de verlas tienen un vacío espiritual muy grande el cual están llenando de cosas sucias en vez de limpiarlo y llenarlo de Dios. Preocúpate por llevar bien tu vida y la de los que dependen de ti como tus hijos o hermanos menores. Y si no es para ayudar, en ninguna vida ajena nos debemos meter. O sea no anda metiéndose en las vidas de los demás ni en las noticias escandalosas, sino más bien se ocupa de su propio comportamiento y quehacer. Por eso te descontentan y conturban muchas cosas frecuentemente, porque aún no has muerto a ti, del todo, ni apartado de todas las cosas terrenas. Nada mancilla ni embaraza tanto el corazón del hombre cuanto el amor desordenado de las criaturas. Si desprecias las consolaciones de fuera, podrás contemplar las cosas celestiales, y gozarte muchas veces dentro de ti.