NO CAIGAS EN EL ENGAÑO DE DEJAR LA SANTA COMUNIÓN
Misioneros Del Amor de Dios - Missionaries Of God's Love - Podcast készítő MGL Misioneros Del Amor de Dios

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o ABANDONAR LA IGLESIA DONDE DIOS TE ESTÁ DANDO DE COMER Con tristeza veo a través de los años cómo muchos que comenzaban a caminar con Dios en la Iglesia son engañados y desviados del camino por las ideas que el enemigo les inyecta en su mente de diferentes maneras. Abandonan la Iglesia para irse tras religiones o parroquias “light” donde solo hay placer pero no crecimiento, otros se van tras los dioses falsos del mundo. Hoy vamos a hablar sobre uno de tantos engaños y en otras ocasiones hablaré de otros. Pero sabe que cuando se trata de desviar a los hijos de Dios el diablo nunca duerme y sus ayudantes n0 se cansan. Con respecto a la comunión sacramental quiero aclarar que contrario a lo que algunos creen, NO es necesario confesarse cada vez que vas a comulgar, sino solo si has caído en un pecado grave y con intención. Los pecados menores (veniales) en los que caemos todos los días los perdona Dios con el arrepentimiento y el acto de contrición y absolución que recibimos al comienzo de cada Misa. Capítulo X: No se debe dejar fácilmente la sagrada Comunión. JESUCRISTO: 1. Muy a menudo debes acudir a la fuente de la gracia y de la misericordia divina; a la fuente de la bondad y de toda pureza, para que puedas sanar de tus pasiones y vicios, y merezcas hacerte más fuerte y más despierto contra todas las tentaciones y engaños del demonio. El enemigo, sabiendo el grandísimo fruto y remedio que hay en la sagrada Comunión, trabaja cuanto puede sin perder medio y ocasión por retraer y estorbar a los fieles y devotos, para hacerlo que pierdan la devoción de comulgar. 2. Así sucede con algunos que, cuando piensan en prepararse para la sagrada Comunión, entonces padecen peores tentaciones de Satanás que antes. Este espíritu maligno se mete entre los hijos de Dios, como se dice en el libro de Job, para turbarlos con su acostumbrada malicia, o para hacerlos excesivamente tímidos y perplejos; y de este modo entibiar su devoción, o quitarles la fe con las impugnaciones que les sugiere, por si acaso consigue así que dejen del todo la comunión, o se lleguen a ella con tibieza. 3. Muchas veces estorba también la demasiada ansia de tener devoción, y cierta inquietud por confesarse bien. Haz en esto lo que te aconsejen los sabios, y deja el ansia y el escrúpulo, porque impide la gracia de Dios y destruye la devoción del alma. No dejes la sagrada Comunión por alguna pequeña tribulación o pesadumbre. Pero ¡Oh dolor! Algunos tibios y disipados dilatan con gusto la confesión cundo la necesitan, y desean retardar la sagrada Comunión por no verse obligados a guardar su alma con mayor cuidado. 5. ¡Oh, cuán poco amor a Dios y flaca devoción tienen los que tan fácilmente dejan la sagrada Comunión! En cambio, ¡Cuán bienaventurado es, y cuán agradable a Dios el que vive tan bien y guarda su conciencia con tanta pureza, que esté dispuesto a comulgar cada día, y muy deseoso de hacerlo así.