MI TRABAJO Y MIS NEGOCIOS, ¿SON MÍOS O SON DE DIOS?

Misioneros Del Amor de Dios - Missionaries Of God's Love - Podcast készítő MGL Misioneros Del Amor de Dios

¿A quién reconozco como el verdadero dueño de ellos? Si el universo entero y nosotros mismos somos de Dios, ¿por qué algunos caemos en la trampa de pensar que “mi” trabajo y “mis” negocios son míos? Es increíble pero hay mucha gente que se dice creyente y que separa su trabajo de Dios. Cree que Dios es para los domingos una hora nada más, o para cuando se me ofrezca.  Cuando todo va bien en el trabajo y negocios ni quien se acuerde de Dios, pero cuando me va mal entonces sí le pido a Dios su ayuda hasta con gritos y desesperación. Dice Imitación de Cristo: Capítulo XXXIX: Que el hombre no sea importuno en los negocios. Jesucristo: 1. Hijo, encomiéndame siempre tus negocios, y yo los dispondré bien y oportunamente. Espera mi voluntad, y sentirás provecho. El Alma: 2. Señor, de muy buena gana te encomiendo todas las cosas, porque poco puede aprovechar mi cuidado. ¡Ojalá que no me ocupasen mucho los acontecimientos que me pueden venir, sino que me ofreciese sin tardanza a tu voluntad! Que bien dice el autor: ojalá que las ocupaciones del trabajo y negocios no me aparten de ti, sino que sean motivo para estarte constantemente agradeciendo y encomendándotelos a ti. ¿Sabías que Dios quiere que tengas un buen trabajo y/o un buen negocio? Dios quiere tu bienestar y el de tu familia; lo que no quiere es que por dedicarte a ellos te olvides que todo le pertenece a él.  Conozco a empresarios que se encomiendan a Dios antes de comenzar su día de trabajo. No quieren tomar decisiones sin la guía y la bendición de Dios; ponen primero las necesidades de todas las personas antes que la ambición al dinero.  Eso es estar entregado a la voluntad de Dios, eso es reconocer que todo viene de él y le pertenece a él, eso es no perder la correcta perspectiva de acuerdo a Dios y poner los talentos que Dios nos dio a trabajar para fincar su Reino. Jesucristo: 3. Hijo, muchas veces el hombre negocia con ahínco lo que desea; mas cuando ya lo alcanza, comienza a pensar de otro modo, porque las aflicciones no duran mucho cerca de una misma cosa; sino que nos llevan de una cosa a otra. Por lo cual no es poco dejarse a sí mismo, aun en las cosas pequeñas. 4. El verdadero aprovechar es negarse a sí mismo; y el hombre negado a sí es muy libre y está seguro. Mas el enemigo antiguo y adversario de todos los buenos, no cesa de tentar; sino que de día y de noche pone graves asechanzas para precipitar, si pudiere, al incauto en el lazo del engaño. Velen y oren, dice el Señor, para que no caigan en la tentación.