ME SIENTO COMPLETO CUANDO TAMBIÉN ESTÁ LA MADRE EN LA FAMILIA DE DIOS

María es la Madre de Jesús y Madre nuestra también. Ayer celebrábamos en MidaD con mucho gozo la fiesta de nuestra Madre de Guadalupe. Y no pude evitar el sentirme completo al darle su lugar y amor a esa gran sierva de su hijo Jesús que nos ayuda, nos bendice, intercede por nosotros y sobre todo nos acerca a Jesús su hijo que es nuestro Señor y Salvador. Los que tenemos una devoción auténtica a la virgen entendemos bien su papel en la Historia de la Salvación. Ella fue el instrumento puro que Dios Padre eligió para que fuera la Madre de su Hijo divino en la tierra. Los que tenemos devoción y amor a ella la obedecemos al hacer lo que les dijo a los sirvientes en las bodas de Caná al arrancarle el primer milagro a Jesús en favor de sus hijos. Las palabras de María para esos siervos son las mismas que nos da a nosotros hoy en día y siempre, nos dice: “Hagan lo que él les diga”. Juan 2, 5. Hoy al igual que ayer quiero darle tantas gracias a Dios Padre y a Jesús su hijo por habernos dejado como madre a María para que nos acompañara y nos hiciera sentir el calor de Madre que tanto necesitamos y nos acerque cada vez más a Jesús y al Padre. En mis años de ministerio he visto a muchísimas personas que gracias a la intercesión y devoción a la virgen se han corregido en sus vidas, han dejado un vicio, se han reconciliado con sus familias y sobre todo, han vuelto a Dios. No puedo imaginarme un ministerio Cristiano completo sin la presencia y la intercesión de esta Madre bellísima que Dios nos dio. Yo respeto a los hermanos cristianos que deciden no acercarse a la virgen pero que la respetan como la madre de Jesús que es.  Sin embargo, no puedo evitar el sentirme un poco triste porque cómo quisiera que ellos experimentaran en sus vidas ese amor de madre del cielo que Jesús mismo nos dejó. Lo vemos en el evangelio de San Juan cuando se la dejó por madre a Juan mismo: Juan19:26 Cuando Jesús vio a su madre,  y a su lado al discípulo a quien él amaba, (Juan) dijo a su madre:  --Mujer,  ahí tienes a tu hijo. 9:27 Luego dijo al discípulo:  --Ahí tienes a tu madre.  Y desde aquel momento ese discípulo la recibió en su casa. Entre las cualidades que Dios decidió darle a la Madre está la de tener un poder de atracción al Espíritu Santo. Vemos que ella influyó con su vida, oraciones y presencia a la venida del Espíritu Santo en los momentos más importantes de la salvación. La tenemos obviamente en la anunciación cuando el ángel le pide su aceptación para ser la Madre del Salvador;  La tenemos como la causante del primer milagro de Jesús en las bodas de Caná, la tenemos junto a la Cruz de Jesús en el gran Sacrificio, y la tenemos  presente en Pentecostés cuando desciende el Espíritu Santo a la primitiva Iglesia. Luego la vemos muchas veces en tantas apariciones y especialmente en el Tepeyac, siempre presente y ayudando a la obra de salvación de Cristo.