LOS SUFRIMIENTOS DE LOS SANTOS NOS LLENAN DE ESPERANZA PARA LOS NUESTROS

Algunos nos quejamos mucho cuando tenemos un problema, una enfermedad, un dolor o una tragedia. Pensamos que somos las personas más desdichadas del universo, que nadie sufre com0 nosotros, que Dios nos ha olvidado, que somos tan miserables… Sin embargo al leer las vidas de los santos vemos que fueron humanos como cualquiera de nosotros y que tuvieron todo tipo de sufrimientos, dolores y rechazos y lejos de estarse quejando de ellos aprendieron a recibirlos y llevarlos con amor y entrega a Cristo. Algo fundamental en su visión del dolor es que le encontraron a sus sufrimientos un sentido y un propósito, por medio de ellos se unían a la cruz de Cristo para purificar al mundo, convertir almas, salvar a todos los que se entreguen a Dios. Estos ejemplos de ellos nos llenan de esperanza cuando nosotros pasamos por los nuestros. Y vemos además que los nuestros no son tan grandes como los de muchos de ellos y menos como los de nuestro amado Jesús. En estos días he estado meditando en Santa Teresita y San Francisco que pasaron por tanto dolor y sufrimiento durante sus vidas pero más en los últimos años en que estaban agobiados por las enfermedades y los dolores, por la incapacidad física que estos les traían, y algunos de ellos como San Francisco encima de sus dolores intensos físicos se encontraba con el rechazo y los ataques de muchos de sus mismos hermanos en la fe y antiguos discípulos. Les aconsejo este bello video sobre el proceso de su canonización y algo de su vida: https://www.youtube.com/watch?v=DJx0stxQdYI&t=273s Veamos lo que nos dice la palabra de Dios sobre el sufrimiento: Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables. 1 Pedro 5:10 Y no solo en esto, sino también en nuestros sufrimientos, porque sabemos que el sufrimiento produce perseverancia; la perseverancia, entereza de carácter; la entereza de carácter, esperanza. Romanos 5:3-4 Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que, con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren. 2 Corintios 1:3-4 De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros. Romanos 8:18 Muchas son las angustias del justo, pero el Señor lo librará de todas ellas. Salmo 34:19 Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. 2 Corintios 4:17 ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? Romanos 8:35