LOS PRETEXTOS EGOÍSTAS DE "Asi Soy" y "Así me Educaron mis Padres"

“Es que así me educaron mis padres, es que yo soy así, así me conocieron y así me tienen que aceptar…” Son los pretextos de personas egoístas para no corregirse y no cambiar. ¿Quién te dijo que estás obligado a seguir malas enseñanzas o malos ejemplos que te pueden haber dado? ¿quién te dijo que debemos seguir con nuestras maldades y pecados para siempre y no cambiar? Estoy seguro que no es Dios quien te dice eso; Y en cuanto a lo que nos dieron nuestros padres, ninguno de nuestros padres fue perfecto ni expertos en educación o religión. La mayoría de ellos tenían buenas intenciones y nos dieron lo mejor que podían según lo entendían. Pero mientras que de niño uno solo sigue lo que le enseñan, de adulto todos tenemos la obligación de revisar qué de lo que me enseñaron es bueno y qué no, qué debo seguir y qué corregir… En cuanto al pretexto de “ASÍ SOY”, la respuesta es: ¿Y por qué no cambias? ¿Quieres seguir mal toda tu vida? TODOS DEBEMOS DE CAMBIAR. En cuanto al pretexto de “así me conocieron”, Te digo que algunos me conocieron ensuciando pañales y eso no me da razón para seguir haciéndolo por el resto e mi vida… Jesucristo vino para cambiarnos, de una vida mundana y pecadora a una vida de discipulado, amor cristiano y santidad. Recuerda que solo los sabios cambian, los necios se quedan como son y terminan haciéndose peores.  Además, el estar cambiando y mejorando es actividad cristiana de toda la vida. Lee o escucha las vidas de los santos y verás. Escuchemos lo que nos dice Dios al respecto: Efesios4:22 Por eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de lo que antes eran, y a que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos. :23 Deben renovarse espiritualmente en su manera de juzgar, :24 y revestirse de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad. Rom 6:4 Por tanto,  mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte,  a fin de que,  así como Cristo resucitó por el poder* del Padre,  también nosotros llevemos una vida nueva. Gal 2:20 He sido crucificado con Cristo,  y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí.  Lo que ahora vivo en el cuerpo,  lo vivo por la fe en el Hijo de Dios,  quien me amó y dio su vida por mí.