JESÚS TIENE SUS AMIGOS ESPECIALES; ¿Eres Tú Uno de Ellos?

DIOS NO ES EL MISMO PARA TODOS Pero no es por culpa de Dios el cual a todos nos ama con amor infinito, es por culpa nuestra porque no todos estamos dispuestos a corresponderle igual, a entregarnos de la misma manera a Él y a seguirlo con todo y sacrificios. ¿Recuerdas cómo Jesús tenía a 12 amigos con los que se relacionaba de una manera muy diferente a la demás gente? Con ellos convivía de día y de noche, les daba enseñanzas privadas y especiales, les mostraba su amor de una manera más personal y sentida. ¿Por qué hacía esto Jesús? Por varias razones. Pero tal vez la más importante de todas es porque estos 12 a diferencia de las multitudes, dejaron todo por seguirlo a él. De igual manera hoy en día. ¿Cómo podemos esperar la misma atención, cariño y cuidado de Dios para alguien que lo rechaza que la que tiene con alguien que hace todo lo posible por amarlo y seguirlo? Hay personas que de verdad están siguiendo a Cristo en un deseo de expandir su obra y hacer llegar su palabra, su Espíritu y su vida a los demás. Indudablemente estas personas gozan de una amistad más directa con Dios. No significa esto que no tendrán luchas y pruebas en la vida estas personas, sino que siempre contarán con que Jesús los sacará adelante de cualquier dolor, problema y tormenta. Dice Jesús en Imitación de Cristo, refiriéndose al que se ha entregado a él y le dio más importancia a la sabiduría de Dios que a la sabiduría materialista de los hombres: 4. Y así uno, amándome entrañablemente aprendió cosas divinas, y hablaba maravillas. Más aprovechó con dejar todas las cosas que con estudiar sutilezas. Pero a unos hablo cosas comunes, y a otros cosas especiales. A unos me muestro dulcemente con señales y figuras, y a otros revelo misterios con mucha luz. Una cosa dicen los libros; mas no enseñan igualmente a todos: porque Yo soy doctor interior de la verdad, escudriñador del corazón, conocedor de los pensamientos, promovedor de las acciones, repartiendo a cada uno según juzgo ser digno. Santiago 1:22Pongan por obra lo que dice la Palabra (sean hacedores de la palabra) y no se conformen con oírla, pues se engañarían a sí mismos. 1:23El que escucha la palabra y no la practica es como aquel hombre que se miraba en el espejo, 1:24pero apenas se miraba, se iba y se olvidaba de cómo era. 1:25Todo lo contrario el que fija su atención en la Ley perfecta de la libertad y persevera en ella, no como oyente olvidadizo, sino como activo cumplidor; éste será dichoso al practicarla. 1:26Si alguno se cree muy religioso, pero no controla sus palabras, se engaña a sí mismo y su religión no vale. 1:27La religión verdadera y perfecta ante Dios, nuestro Padre, consiste en esto: ayudar a los huérfanos y a las viudas en sus necesidades y no contaminarse con la corrupción de este mundo.