AMAR ES SER PACIENTES CON LOS DEFECTOS DE LOS DEMÁS
Misioneros Del Amor de Dios - Missionaries Of God's Love - Podcast készítő MGL Misioneros Del Amor de Dios

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Capítulo 16: SER PACIENTES CON LOS DEFECTOS DE LOS DEMÁS 1. Lo que no puede un hombre cambiar en sí ni en los otros, débelo sufrir con paciencia, hasta que Dios lo ordene de otro modo. Piensa que por ventura te está así mejor para tu probación y paciencia, sin la cual no son de mucha estimación nuestros merecimientos. Esto no significa que no debas A VECES intentar corregir al que actúa mal según la vivencia Cristiana, no según mis gustos. Pero recalco las palabras A VEeeCEeeS… Porque si ya lo intentaste y el otro no cambió y no es nada tan grave, es aquí donde debemos tolerar y soportar al prójimo. Mas debes rogar a Dios por estos estorbos, porque tenga por bien de socorrerte para que buenamente los toleres. Pide la paz de Dios que él está dispuesto a dártela aunque los problemas no se solucionen. 2. Si alguno, amonestado una vez o dos, no se enmendare, no discutas con él o ella, sino déjalo todo en manos de Dios, para que se haga su voluntad y Él sea honrado en todos sus siervos, Por que él sabe sacar bienes de los males. Aprende a sufrir con paciencia cualesquiera defectos y flaquezas de otros, pues tú también tienes mucho que hace sufrir a los demás. Si no puedes hacerte a ti cual deseas, ¿cómo quieres tener a otro a la medida de tu deseo? De buena gana queremos a los otros perfectos, y no enmendamos los propios defectos. 3. Queremos que los otros sean castigados con rigor, y nosotros no queremos ni siquiera ser corregidos, mucho menos castigados. Nos parece mal si a 1os otros se les da larga licencia, y nosotros no queremos que se nos niegue nada de lo que pedimos. Cuando queremos que a los demás se les corrija pero a nosotros no, no estamos reconociendo que nadie somos perfectos y podemos ver que no estamos “amando al prójimo como a nosotros mismos”. 4. Pero así lo ordenó Dios para que aprendamos a Llevar recíprocamente nuestras cargas (Gal 6:2 Lleven las cargas unos de otros, y así cumplirán la ley de Cristo); porque ninguno hay sin ellas, ninguno sin defecto, ninguno es suficiente ni cumplidamente sabio para sí; antes importa llevarnos, consolarnos y juntamente ayudarnos unos a otros, instruirnos y amonestarnos. La virtud y la santidad se demuestran en los tiempos difíciles.