Tema: APTITUD PARA EL CIELO (Programa: Lectura de los domingos)

Meditaciones Radio Gracia y Paz - Podcast készítő Meditaciones Radio Gracia y Paz

Tema: APTITUD PARA EL CIELO Preguntas por O. Lambert y otros; Respuestas por H. P. Barker NUESTRO tema es la «Aptitud para el cielo». Es cosa maravillosa que personas como tú y yo, llenas de fracasos y defectos, podemos ser hechos aptos para el cielo, y ello mientras vivimos aquí en la tierra. Pero esto es lo que la gracia de Dios puede hacer por nosotros. En Apocalipsis 21:27 leemos que ninguna cosa impura puede entrar en la Santa Ciudad. Entonces, ¿cómo podemos ser hechos aptos para habitar allí? La eficacia de la preciosa sangre de Cristo es tan grande que puede eliminar la impureza por entero. Puede purificar los pecados de toda una vida en un momento, y lavar al pecador dejándolo blanco como la nieve. Si alguien ha sentido que sus pecados eran tan negros como el infierno mismo, y más en número que los granos de arena de la playa, podríamos seguir señalándole la sangre que purifica de todo pecado, que emblanquece y purifica al pecador culpable e impuro, y lo hace apto para el resplandeciente y glorioso hogar de Dios. ¿Sirve de ayuda para hacerse apto para el cielo recurrir a los sacramentos, hacer penitencia, y cumplir estrictamente todos los deberes religiosos? Si cosas como estas pueden ayudar en alguna manera a hacer que nuestras almas sean aptas para el cielo, ¡es extraño más allá de toda medida que la Biblia no nos lo diga! Al contrario, encontramos que las «obras», aunque tienen su lugar en relación con la vida del cristiano en la tierra, no tienen lugar en absoluto en relación con su salvación, o para hacerlo apto para el cielo. La salvación se describe claramente como «NO POR OBRAS, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:9); y Si Dios ha salvado a Su pueblo, ello ha sido «NO POR OBRAS de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia» (Tito 3:5). Los hay muchos, sin embargo, que rechazarían enérgicamente y denunciarían la doctrina de la salvación por obras, y que sin embargo abrigan la idea de que depende de ellos en alguna manera u otra hacer aptas sus almas para el cielo. De modo que cantan— «Un encargo yo tengo para guardar, un Dios al que glorificar, Un alma inmortal para salvar, y para el cielo preparar.» Es cierto que el Señor ha dado un encargo a Su pueblo, pero este encargo no es desde luego que salven sus propias almas y las preparen para el cielo. La obra que Él consumó es lo único UNA SALVACIÓN TAN GRANDE RECOPILADO POR ORN 52 que puede conseguir tal cosa. Nada puede de ningún modo añadir al valor de lo que Cristo ha hecho por nosotros, ni hacer más perfecto aquel impecable manto de justicia del que nos ha revestido la gracia de Dios. Ser hecho apto para el cielo, ¿es lo mismo que tener derecho a ir allí? Naturalmente que no. Yo puedo recibir una invitación para asistir a una recepción en el Palacio Real de parte de Su Excelencia el Gobernador mismo. Esto me daría un claro derecho a ir. Pero tal como estoy aquí ahora no soy apto para asistir a una ocasión tan brillante como esta. No estoy vestido para ello. Necesitaría un cambio completo de vestimenta antes que se reconociera mi aptitud para la recepción ofrecida por el Gobernador. En cambio, mi vestimenta pudiera ser apropiada en todos sus aspectos, pero la misma no me daría derecho a acudir. En un caso, tendría derecho, pero no aptitud. En el otro, tendría aptitud, pero ningún derecho. Ahora bien, por la gracia de Dios hay provisión tanto de un derecho al cielo como de una perfecta aptitud para aquel santo lugar para todos los que confían en el Señor Jesucristo. Su preciosa sangre nos hace perfectamente aptos para el cielo, así como nuestros pecados nos habían hecho aptos para el infierno. Pero nuestra aptitud no se limita meramente a que nuestros pecados hayan...

Visit the podcast's native language site