Hegestrato y Zenotemis y la primera estafa al seguro
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🇬🇷Los antiguos griegos fueron pioneros en muchos ámbitos. Y las finanzas y el fraude, tantas veces ligados, no son una excepciĂłn. Esta es la historia de Hegestrato y Zenotemis, y de la estafa financiera que perpetraron en el siglo cuatro antes de Cristo, tratando de aprovecharse de lo más parecido al seguro que tenĂan en aquella Ă©poca. Es la primera acciĂłn de este tipo de la que tenemos constancia.🛳️Hay que empezar explicando cĂłmo se regulaba el comercio y el derecho marĂtimo de entonces. Y el conocido como prĂ©stamos a la gruesa ventura. Este tipo de crĂ©ditos funcionaban como un seguro para los mercaderes: un prestamista les adelantaba un dinero, ya fuera para la carga o para afrontar posibles reparaciones durante el trayecto. Al llegar al puesto, el prestatario devolvĂa el dinero más los intereses. Y si el viaje fallaba, ya fuera por la piraterĂa o porque el barco se hundĂa, no habĂa que devolver el dinero.📦En cierta manera, suponĂa utilizar el barco y la mercancĂa como garantĂa del prĂ©stamo. Pero el fraude parecĂa simple. Bastaba con defender que tu barco habĂa naufragado para no devolver el dinero. Y no eran pocos los casos en los que las naves se escondĂan en puertos extranjeros. Conscientes de este riesgo para los prestamistas, no extraña que las primas de estos seguros fueran elevadĂsimas, llegando al 25 o 30% de interĂ©s. Y con el tiempo, los contratos empezaron a incluir cláusulas que doblaban la prima a pagar si las embarcaciones eran descubiertas flotando en algĂşn lugar.Como en cualquier seguro, la prima dependĂa de varios factores: el trayecto, el barco, la carga o el propio capitán.đź’¶En ese contexto tenemos a Hegestrato y Zenotemis, amigos y originarios de Masalia (la actual Marsella). Diseñaron un fraude en un trayecto en barco entre Siracusa, en Sicilia, y Atenas. El propio Hegestrato era el capitán. Un mercader llamado Protus cargĂł cereal en la nave, comprado con un crĂ©dito que le habĂa pedido a un prestamista llamado Demon. Por su parte, los dos amigos pidieron dinero prestado simulando comprar el cereal que en realidad habĂa comprado el mercader.El plan era hundir el barco y volver a puerto en una barca para que nadie les pudiera reclamar el crĂ©dito. Ni el de la carga ni el de la nave, que ya habĂa volado en direcciĂłn a Masalia.Pero el plan saliĂł mal. Tres dĂas despuĂ©s de partir, el resto de la tripulaciĂłn empezĂł a escuchar ruidos en la bodega, y pillĂł a Hegestrato tratando de hacer una vĂa de agua para hundir el barco. Desesperado, saltĂł por la borda y se ahogĂł. Por su parte, Zenotemis simulĂł no tener nada que ver con los planes de su amigo.El barco llegĂł a Atenas, y Zenotemis, lejos de aceptar el fraude, reclamĂł la carga a Protus, le acusĂł de emborrarcharse en el trayecto, y de robarle y destruir los documentos que probaban que era el verdadero propietario del cereal.Protus, por su parte, vio como el precio de los cereales habĂan caĂdo y que el valor de la carga era menor que el prĂ©stamo contraĂdo por ella. AsĂ que decidiĂł aceptar el dinero y huir de Atenas.Pero Demon, el prestamista, sĂ que se enfrentĂł a Zenotemis. La alternativa para Ă©l era "perder mi propiedad, que habĂa regresado sana y salva a puerto, y estaba frente a mis ojos".La historia ha llegado a nuestros dĂas por la batalla legal posterior sobre la propiedad de la carga. Aunque es cierto que solo nos ha llegado la versiĂłn de una de las partes, y ni siquiera completa. La de Demon, que prestĂł dinero a Protus y reclamĂł la carga a Zenotemis. Las declaraciones de los testigos, la actuaciĂłn de la defensa... se han perdido, asĂ que no podemos completar la imagen de lo sucedido.